Maria Deraismes, la primera mujer en ingresar a una logia Masónica

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Maria Deraismes fue la primera mujer en ingresar a una logia masónica por derecho propio, aunque no fue la primera en formar parte de esta comunidad, aunque no de forma voluntaria.
Fue entre 1710 y 1712 cuando Elizabeth Aldworth se unió a la masonería. Pero veamos cómo fue su curiosa iniciación. Era hija de Lord Doneraile, quien tenía autorización masónica personal para abrir ocasionalmente una logia en la casa Doneraile, a la que asistían sus hijos y algunos amigos cercanos de la vecindad.
En una ocasión en la que se estaba iniciando a un joven en la logia, la joven Doneraile, aún no casada en ese momento, se encontraba en una habitación contigua que estaba siendo utilizada como “templo” y donde se llevaban a cabo los rituales. Debido a los trabajos en curso, la pared que separaba las habitaciones era más delgada de lo habitual. Al escuchar voces, la joven decidió quitar un ladrillo de la pared y atreverse a espiar qué misterios se desarrollaban al otro lado.
Logró vislumbrar los dos primeros pasos de la iniciación sin comprender completamente lo que estaba presenciando. Intentó salir sin ser vista, pero fue en vano, ya que tenía que salir por la misma puerta por la que salían los asistentes a la ceremonia. Al abrir la puerta, se encontró cara a cara con el Guarda Templo, con su espada en alto.
Ella gritó asustada y todos se volvieron para descubrir qué había visto. La joven Elizabeth pensó que su sentencia de muerte estaba sellada, pero gracias a la intervención de su hermano menor, logró ser salvada con la condición de que ella misma pasara por los mismos pasos que ya había presenciado. De acuerdo con el trato, fue conducida e iniciada en la masonería.
Elizabeth Aldworth fue una de las masonas más respetadas de su época, siendo la única antes de que el Papa prohibiera la masonería.
En la actualidad, tanto hombres como mujeres forman parte activa de las Logias Masónicas, aunque durante mucho tiempo no se comprendió que las mujeres pudieran participar plenamente, a pesar de que, según la filosofía masónica, se requeriría el carácter decidido y creativo de la mujer para completar su Gran Obra.

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